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24 ene 2013

Lolita, o Las confesiones de un viudo de raza blanca.

... Como yo, Annabel era de origen híbrido: medio inglesa, medio holandesa. Hoy recuerdo sus rasgos con nitidez mucho menor que hace pocos años, antes de conocer a Lolita. Hay dos clases de memoria visual: con una,recreamos diestramente una imagen en el laboratorio de nuestra mente con los ojos abiertos (y así veo a Annabel, en términos generales tales como "piel color de miel", "brazos delgados", "pelo castaño y corto", "pestañas largas", "boca grande, brillante"); con la otra evocamos instantáneamente con loos ojos cerrados, en la oscura intimidad de los párpados, el objetivo, réplica absolutamente óptica de un rostro amado, un diminuto espectro de colores naturales (y así veo a Lolita).

Permítaseme, pues, que al describir a BMY me limite decorosamente a decir que era una mujer encantadora, pocos años menor que yo, allá por los 25 años ...Ella recogía puñados de finos deseos de felicidad según el común de los jóvenes pre-maduros europeos inteligentes de nuestro tiempo y nuestra generación, ...

Los miércoles realizo la técnica quirúrgica de los tratamientos.Termino cansado. Y siempre ocupado por lo hecho con tanta intensidad. Y, ansioso por ver los resultados esperados.

No recuerdo haber dormido ese día. La memoria me puede. Y, siempre leo. Muchos días he leído a Lolita, o Las confesiones de un viudo de raza blanca, de Vladimir Nabokov. No recuerdo cuando lo leí por vez primera, pero ya tenía 17 años y los 18 aún estaban lejos. Si recuerdo que lo fue el primer sábado del mes de agosto, tras regresar de la visita que hice a la fiesta de El Carbayu en Lugones, pueblo a poco menos de tres kilómetros de la casa que acogió mi nacer, de La Corona, en la aldea de Silvota de la parroquia de Lugo en el municipio de Llanera. A séis kilómetros está la ciudad de Oviedo, de la que nos separa al sur el monte Naranco, en la ladera norte de éste, mientras la iglesia dicha prerománica y nombrada como Santa María, ordenada hacer por el traidor Ramiro para pedir intermediación ante el Señor en su súplica reptante de pedir perdón por el pecado cainesco realizado y del cual no se arrepintió, sino que lo magnificó con la injuria a quien cobardemente asesinó y que había sido elegido Rey, San Díaz, Conde palalatii y Conde de Saldaña.

Cuando conocí a BMG, lo leí con avidez, con el deseo de encontrar explicación a tan hermoso encuentro.

Hay que Entrar en Santa María y contemplar la ciudad de Oviedo como Ramiro lo debió hacer, con rabia y en un día gris, con niebla y lluvioso. Cuando el viento deja al descubierto nuestras piernas. No pudo contemplarla con luz, con el calor, sino aterido de frío.


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