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12 jul 2013

Lughonia y Roma toman contacto con la palabra.


El dios Lugh de los habitantes de la Asturias de hoy  cuando a ella llegó el Imperio de Roma, era, para ellos, el dios de la Luz, como conocimiento y guía. Tal era así que se le presentaba en los cruces de los caminos y se le pedía consejo para tomar decisiones individuales y colectivas. Así, en Lughonia, a la llegada de los "humanos de pecho brillante" ala llanura de caza, el pueblo lughon pidió consejo de como actuar. Su respuesta fue clara: no luchar con armas sino con la palabra. No despreciar lo que ellos saben y como conocen. Adaptados a convivir con ellos. Nunca someteros. Darles razones convincentes de la bondad de vuestro modo de vida, de lo que ellos llamar Cultura. De cómo hacéis crecer vuestros cultivos y como habéis hecho posible aprovechar vuestros alimentos que Lughonia os ofrece en cuantía que supera vuestras necesidades diarias, aprovechamiento que llamáis conservación y cocina. Dárselo a conocer y que ellos os den a conocer su modo de hacerlo.

De este entendimiento nacerá un nuevo pueblo lughon, que por ellos será conocido como romanizado y, por vosotros, lughonizado. Y, por otros pueblos, será conocido como moderno, al no distinguir como os habéis influido los dos pueblos.

El camino, la luz que os guiará, será la que os ofrecerá la razón y no la fe en mi. Sois  libres, estáis dotados con la propiedad que os distingue del resto de los animales, la razón. Ya no sois dependientes de mi, ya no vivís en la oscuridad de la fe en mi, sino de la luz de vuestra razón. De ello estoy orgulloso. Estoy orgulloso de ver con mis ojos que mis hijos son libres, son independientes de mi. Que mis hijos me miran a los ojos y hablan conmigo. Mis hijos caminan junto a mi. Mis hijos no caminan cogidos de mi mano y clamando por mi ayuda.

El paternalismo de Marcelino como intermediario de su dios Cristo, al igual que la tenida por los intermediarios de su dios Alá, está alejado de los hombres de hoy, racionales y libres en la elección de su camino que por su iniciativa nombran Constitución y no Libro Sagrado.

Los lughones dejaron vivir en su tierra llana de caza a los humanos que no sabían vivir en el bosque. Los lughones colocaron una talanquera superior a su altura para hacer bien visible a los romanos, el lugar que les era propio.

Fueron muchos los soles que dieron vida a ambos pueblos que terminaron por convivir en agradecimiento mutuo por sus enseñanzas. Ambos pueblos recibieron y tomaron para sí otro modo de vida que le dieron en nombrar cristiano y del que anotáremos más tarde. Lughio, lo hará para gozo de las generaciones de hombres libres que les han traído en su memoria a los días de hoy, año 2013 del nacimiento del hombre, Jesús llamado, que desde el Oriente dio a conocer un nuevo modo de vida.

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