Esta montaña, el valle del que vive, el río que les nace y los Hombres que los aman, son sagrados. Augusto, si en tu vida hay un momento que no los sientas, no serás su hijo y, si no eres su hijo, nosotros, tu padre y yo, no somos tu Familia y la vergüenza nos ahogará. Tu padre y yo, renegaremos de ti.
Padre, Abuelo, Familia, si un día eso hago, no tendré tiempo para amputar mis manos, cegar mis ojos y asordar mis oídos. Nadie podrá reconocer que hubo un tiempo que pertenecí a nuestra Familia.
Soy Campesino y el Campo es Sagrado. Del Campo nací, del Campo viví, del Campo mori. Nunca en el Campo moriré. Tengo hijas por las que oleré, miraré y oiré el Campo Sagrado al que no regresaré por no haberlo dejado nunca.
En el teu de Villardeveyo estaré. Allí, con la Familia Lughona. Con la Familia Astur. Con la Familia Íbera. Allí tierra de cultivo seré.
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