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2 jun 2015

Almacenamiento masivo de datos y el vertido extendido de la obra deJosé Arias

No queda explícita la causa que motiva la suspensión del "almacenamiento masivo de datos telefónicos" por parte de USA. La causa no es la "vida privada" de los ciudadanos, tampoco la "vida política" de los ciudadanos, ni tampoco la "vida política" del Estado. La razón está en la necesidad de preservar el "beneficio marginal" del capital o, si se quiere, evitar lo inavitable, la lisis del Sistema de Estado basado en El Capital y la continuidad imparable de la gestación del Estado basado en El Trabajo. 

Un teórico del Sistema Estado diría que carece de lógica no admitir la existencia del "Punto M" entre la Oferta del Trabajo y la Demanda del Capital. Punto de "colisión lineal" -sin acelerador de partículas que, si se ha diseñado con dicho fin lo que no tiene sentido el no aplicar este concepto al Estado- entre Capital y Trabajo con liberación de " calor no útil" que si no es utilizado supone un "punto de bifurcación", o "catástrofe" de "sistema Evolutivo" o, si se quiere, "proceso evolutivo".

Si se tira, o arroja un fluido sobre una tela sin ser la causa, o propósito de la creación de una obra, no es posible tener consciencia de la misma.

Si se vierte un fluido sobre una textura como causa, o propósito de la creación de una obra, si es posible tener consciencia de la misma, expresión de creación humana.

Un vertido de José Arias, es la causa de una creación con un "fuerte" vertido de "calor no útil" causa de creación de la persona que se relaciona con ella.

Si estuviéramos en cirugía de un "hematoma intracraneal" la inteligencia está en controlar la "presión intracraneal mínima necesaria" por debajo de la cual se produce la asfixia del encéfalo y por encima de la cual se produce la isquemia del encéfalo. En caso de un absceso, o en el de un empiema, la presión  "isquémica" dará lugar a la encefalitis, o progresión -en intensidad y extensión- de la infección coleccionada y que se pretende drenar.

Si estuviéramos hablando del Tesoro, hablaríamos de "fuga de capitales", o isquemia del Sistema de Economía (España, p.e.). Y la asfixia la tendría China que está drenando su tesoro de forma controlada con el fin de no ahogarse por la "retención de divisas", o compra masiva de "deuda pública ajena.

Nota.- Este comportamiento se estudia bien en la ingeniería, no construcción de cualquier tipo de válvulas (presión de apertura y cierre de la válvula), "limitadores" eléctricos, o fusibles. Y, en medicina, los discos intervertebrales, los meniscos intra-articulares, los ligamentos intra-articulares, los ligamentos extra-articulares o, entre tantas, las membranas limitantes arteriales, los tendones y fascias musculares, las válvulas intra-vasculares e intra-traqueo/bronquio/alveolares. O, a nivel químico, ¿concentración mínima necesaria de glucosa por debajo de la cual no se transforma en glucosa-6P. O, ¿cual es la consciencia mínima necesaria por debajo de la cual no hay conocimiento o, la consciencia mínima necesaria para que se tenga saber y la máxima por encima de la cual hay conocimiento, o creación. Aquella, hoy se dice "copia" para anteponerla -no oponerla- a la que se dice "creación. Y, al proceso seguido para hacer una copia se le dice "experimentar" y al seguido para hacer una creación, se le dice "investigar".



La NSA ve recortado su poder por primera vez desde el 11-S

El programa de almacenamiento masivo de datos telefónicos queda en suspenso a la espera de que el Congreso apruebe una reforma que impondrá límites

El País, Marc Bassets, Washington 01-06-15



El senador Mitch McConnell en la Cámara, donde se discute el recorte a la vigilancia de la NSA. / CHIP Somodeilla (AFP)

Estados Unidos se prepara para adoptar los mayores recortes a la vigilancia de la NSA, la agencia de espionaje electrónico, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. En la medianoche del domingo y a la espera de que en los próximos días el Congreso apruebe una reforma que impondrá límites a la NSA, el programa de almacenamiento masivo de datos telefónicos quedó en suspenso. Tanto el cierre temporal de este programa, como la nueva ley, son un freno a la progresiva expansión de la agencia en los años de la guerra contra el terrorismo. La reforma, que es consecuencia de las revelaciones del analista Edward Snowden, quitará a los espías el control de los datos y los dejará en manos de las compañías telefónicas.
La historia reciente de la NSA (iniciales en inglés de la Agencia de Seguridad Nacional) es la de una ampliación creciente de su capacidad para espiar. La última vez que el Congreso logró frenarla fue en 1978 cuando, tras el caso Watergate y otros desmanes de los servicios secretos, prohibió la vigilancia en territorio estadounidense y estableció controles del poder legislativo a sus actividades.
El 11-S, unido al desarrollo de Internet y los teléfonos móviles, inauguró una nueva era en el espionaje electrónico. La descoordinación entre las agencias de espionaje en vísperas de los atentados de 2001 disparó la alerta. Las nuevas tecnologías abrieron un campo insólito para los criminales y para los espías.

La nueva ley prevé que el programa se mantenga durante un periodo de transición de medio año
Unas semanas después de los atentados, la Administración del republicano George W. Bush empezó a recopilar en secreto registros de llamadas telefónicas. Era una pieza más en el rompecabezas de medidas antiterroristas, algunas en una zona de penumbra entre la legalidad y la ilegalidad. En 2006, Bush logró la legalización del programa, aunque siguió siendo secreto hasta que en 2013 Snowden, un exanalista subcontratado por la NSA, lo reveló.
El debate que Snowden abrió hace dos años desemboca ahora en uno de estos dramas legislativos —negociaciones agónicas, plazos incumplidos— que han marcado la presidencia del demócrata Barack Obama. Esta vez han sido dos republicanos los que se han enfrentado y han provocado el bloqueo, y ambos son senadores por Kentucky: el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, y el aspirante presidencial Rand Paul.
McConnell quería prolongar la sección 215 de la Patriot Act. Este texto amparaba el almacenamiento de los datos telefónicos —número de teléfono, hora y duración de la llamada— por parte de la NSA, pero expiraba el 1 de junio. Paul —líder del ala libertaria de la derecha estadounidense, contraria a la intrusión del Estado en la vida privada— quería dejar expirar la ley. En un término medio, Obama y una mayoría de congresistas, demócratas y republicanos, defendían una nueva ley, la USA Freedom Act, ya adoptada por la Cámara de Representantes. Esta ley, sin cuestionar la autoridad de los espías para vigilar las comunicaciones privadas, supone el primer intento serio, desde 1978, de poner coto a la NSA.
El plazo de la medianoche del domingo llegó sin acuerdo para prolongar la sección 215. La NSA perdió la autoridad legal para recopilar llamadas telefónicas de los residentes en EE UU. Por primera vez quedaba clausurado un programa que las dos últimas administraciones han juzgado esencial para proteger al país de amenazas terroristas.
El cierre de este programa —y de otros dos que sirven para vigilar a lobos solitarios y para pinchar los teléfonos a sospechosos que cambian con frecuencia de aparato— es temporal.
El domingo, unas horas antes de la hora límite, McConnell cedió, admitió que carecía de apoyos suficientes para prolongar la sección 215 y apoyó una votación preliminar de la USA Freedom Act, que avanzó con 77 votos a favor y 17 en contra. La votación final, pendiente de posibles enmiendas, se puede celebrar a partir de hoy. Entretanto, el almacenamiento de datos telefónicos seguirá en suspenso. Una vez aprobada la USA Freedom Act, el programa volverá a funcionar.
La nueva ley prevé que el programa se mantenga durante un periodo de transición de medio año. A partir de este momento, los datos sobre las llamadas permanecerán en manos de las compañías telefónicas, no del Gobierno de EE UU. La NSA necesitará la autorización del tribunal secreto. La ley exige más transparencia en los procedimientos de este tribunal.
La USA Freedom Act busca un punto medio entre los halcones que colocan la seguridad nacional como prioridad y quienes temen que los excesos del espionaje recorten las libertades civiles. Los estadounidenses coinciden con esta visión. Un 54% se opone al control de la NSA de los datos de teléfono e Internet, según el Pew Research Center. Al mismo tiempo, casi la mitad cree que las políticas antiterroristas son insuficientes para protegerles.

El opositor más feroz de los espías es republicano

Rand Paul, oftalmólogo y senador por Kentucky, ha vuelto a demostrar por qué es un electrón libre en su partido, el republicano, dominado en los últimos años por los halcones en política exterior y los partidarios en privilegiar la seguridad nacional frente a las libertades civiles. Paul encabezó este fin de semana el esfuerzo por liquidar los programas del Patriot Act —la ley patriótica, adoptada tras los atentados de 2001— que permiten a los espías de la NSA recopilar y almacenar los datos de las llamadas telefónicas de miles de residentes en EE UU.
Lo consiguió. Desde las 00.01 de ayer, este y otros programas de vigilancia están en suspenso. Paul proviene de la tradición libertaria. En Estados Unidos el significado de esta palabra es distinta que en otros países. Un libertario es un conservador que recela de Estado, tanto si se trata de recaudar impuestos o regular la economía, como a la hora de espiar a sus conciudadanos. Paul es el más influyente entre quienes creen ilegales las actividades de la NSA. Suele apelar a la Cuarta Enmienda de la Constitución, que protege a los ciudadanos ante registros injustificados.
“Poco a poco”, dice Paul, “hemos dejado que nuestra libertad se nos escape de las manos”. Algunos colegas le acusan de albergar motivos espurios. Paul es candidato a la nominación para las presidenciales de 2016. Responsabilizar, como ha hecho, a los halcones de su partido del ascenso del Estado Islámico no le ayuda. El senador John McCain le acusa de usar la NSA para recaudar fondos. Para un libertario, no hay mejor argumento de campaña que una buena pelea contra Washington.

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