El sangrado del campo quirúrgico es una complicación de la cirugía de hernia de disco lumbar.
Cuando el sangrado de las venas extra-durales inunda el campo quirúrgico, dificulta la exploración en este en busca del disco inter-vertebral y la identificación de las raíces. Este hecho habitualmente está producido por una no adecuada posición y postura del paciente. Y, también por un abdomen de mayor volumen que el deseado (por obesidad, por gases, por heces y/o globo vesical). También por una presión intra-torácica por encima de los valores deseados.
Este sangrado puede propiciar el abandono de la cirugía del disco y la sustitución por una laminectomía "descompresiva"y/o artrodesis.
La posición y postura del paciente en la mesa para ser intervenido es la clave de toda cirugía y, en particular, de la neurocirugía.
La no experiencia quirúrgica lleva, habitualmente, a la hemorragia venosa del campo quirúrgico citado y, a la decisión de hacer laminectomía des compresiva y/o artrodesis, como alternativa a la cirugía de la hernia discal.
La disección no adecuada de las estructuras sitas en el campo quirúrgico tenido y no deseado, es causa de hemorragias venosas que impiden su visualizaciónn.
La técnica de control de la hemorragia venosa mediante presión es la principal, siempre acompañada de la "paciencia" que el experto tiene y que no tiene aquel no experto.
(nota.- la experiencia no tiene nada que ver con la edad del cirujano y el tiempo de ejercicio. La experiencia es expresión de una actividad quirúrgica controlada; es decir, planificada y medida la discrepancia entre los resultados pretendidos y los obtenidos. La experiencia es rara en la actuación médica y, mas aún, en la actuación quirúrgica).
El desconocimiento del uso de la coagulación mediante energía eléctrica, bipolar y monopolar, es otra de las causas de la hemorragia venosa, así como de la extensión de esta y, de la producción de la llamada "fibrosis patológica", o que produce la adherencia entre la vena coagulada inadecuadamente y las estructuras durales, saco y/o peri-radiculares.
El desconocimiento del uso de la coagulación mediante energía lumínica (láser) produce fibrosis más frecuente que hemorragia y, lesiones radiculares, ganglionares y medulares. Y, perforaciones de las estructuras durales dando lugar a fístulas, o extravasaciones de lcr.
El desconocimiento del proceder quirúrgico ante una fístula de lcr induce al uso no adecuado de material adhesivo y, con ello, la fijación de estructuras nerviosas, con las consecuentes disfuncionesby/o lesiones de las mismas.
Recuerdo la llegada por vía de urgencias al Hospital General de Asturias, un paciente enviado de un hospital desde la sala de quirófano donde se le estaba operando de una hernia de disco y, la hemorragia en el campo quirúrgico le resultaba imposible controlarla. Recibido el paciente, se procedió a la colocación en decúbito lateral y, tras la reapertura del campo quirúrgico, se procedió al control de la hemorragia mediante gasas y con la mano comprimir durante 10 minutos, al término de los cuales la hemorragia estaba controlada y, se procedió a la extracción de las dos hernias discales y cierre en dos planos del campo quirúrgico.
Este es el proceder adecuado por parte del cirujano que tiene la falta de control: solicitar ayuda en el mismo hospital y, si esto no fuera posible, remitirlo a otro hospital.
Recuerdo que el paciente fue remitido al dia siguiente al hospital de procedencia. Previamente se habló amistosamente con el cirujano que lo había remitido y se le invitó a presenciar la actuación hecha. Acudió y, siempre me ha recordado aquel dia y, el origen de una relación muy satisfactoria, tanto en el ámbito profesional como personal.
Hace unos meses operé a una nieta de aquel paciente, de aquella persona, que siempre agradeció la extraordinaria relación que los profesionales tenemos entre nosotros.
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