En este verano escribí notas llenas de vida. La vida era mi familia. Pronto surgió la injuria, la envidia que llevó a la injuria. El liquen cubrió mi cuerpo para suplantarme.
La Nueva España. Domingo, 24 de agosto de 1986.
((En el centro de cualquier proceso de conocimiento está la noche, un espacio oscuro del cual la ciencia oficial asegura que nada se puede conocer. Por eso la nueva Teoría y Método del Conocimiento de Sistemas por su comportamiento, que presenta con un bello y a la vez preciso texto el neurocirujano asturiano Augusto Pérez, de dirige de forma decidida a conocer qué es lo que sucede en esa noche, en esa luminosa oscuridad. La nueva teoría está siendo aplicada por el "Grupo Oviedo" que trabaja en el Hospital General de Asturias y está obteniendo, según Augusto Pérez, resultados sorprendentes en cuanto a la simplificación y abaratamiento de la asistencia sanitaria. Pero también puede ser aplicada a otras áreas de conocimiento, como la economía, el estudio de fenómenos complejos como el terrorismo o a la física cuántica))
La observación de Francisca me obsesionó desde aquel primer dia, 19 de julio de 1969, en que me habló. Esta mujer se comporta de tal modo que es posible observar en ella una fantástica unidad de acción; todo lo hace con una intención bien definida.
La riqueza de sus lenguajes se embellece con la exactitud de su comportamiento, común a todos ellos.
Su actividad es continua, acelerándose y decelerándose, con el fin que su intención se había propuesto; como un perfecto mecanismo de relojería.
Nunca su intención es el enfrentamiento. Su aparente sumisión no es no es mas que la sutil acción del maestro oriental. Nada le agrede; todo es asimilable y enriquecedor.
Por su actitud, cuando se la observa no se puede apreciar su silueta, su actitud. Francisca penetra sutilmente en sus circunstancias y éstas la confunden. No hay un adentro y un afuera; hay unidad indeterminada para mis pobres ojos.
Para ella nada hay aquí y ahora; todo lo está, en todo y a la vez. Nada está por si mismo, sino por todo.
No puede concebir que haya un presente independiente de un pasado y un futuro. Para ella no es específico del presente su acción de erosión del futuro presentándolo como desgarrado por el pasado, tal como nosotros lo apreciamos. Ella representa el presente como el trabajo de agregación interna de sí misma en oposición al de su relación con el futuro y el presente.
No concibe las condiciones ideales, o de constancia, de si misma. Todo lo siente e inquieta, no pudiendo callarse su actividad es continua, transformando el hacer en realidad de tal modo que ésta se hace necesaria.
Francisca es la modelo que posa para el cuadro que pinto y el poema que escribo y al que denominamos Teoría y Método del Conocimiento de Sistemas por su Comportamiento.
El hombre mira fotogramas y los transforma, tomándolos en conjunto, en imágenes funcionales (película, movimiento). No solo las transforma, sino que hace una estimación del trabajo que realizan, tanto de un modo global (todo el fotograma) como distribuído (partes del fotograma) valora su comportamiento. La Teoría y Método del Conocimiento de Sistemas por su Comportamiento realiza una acción similar (imita al cerebro de Francisca, de la que es modelo), lo que permite exteriorizar (objetivar) una actitud desarrollada por el cerebro humano (subjetiva).
El solo poder mirar fotogramas hace que el hombre transforme la solución de continuidad que existe entre los mismos.
Ese vacío, esa quietud, la línea negra que une los fotogramas imprime toda la dureza a nuestra vida. Representa la noche de nuestro conocimiento en la que durante el sueño llenamos de contenido con nuestras pasiones.
La teoría científica clásica actual niega todo posible sueño en esta noche. La Teoría y Método del Conocimiento de Sistemas por su Comportamiento es un acercamiento atrevido a la noche real, pero no a hurtadillas. No construye conocimientos que se acomoden a nuestros deseos de poder, dividendo nuestras relaciones con los demás, sino que adquiere aquellos que constituyen tan maravillosa noche.
Tal es la naturaleza de la noche del conocimiento que René Thom la denominó catástrofe.
Siete son las noches, siete los sueños descritos en un hermoso lenguaje lleno lleno de representaciones por René Thom que describen el ciclo de la vida bíblica sin, quizá, no quererlo.
Siete son los Estados-Tipo posibles que pueden ser observados en el trabajo de relación del suceso observado con su ambiente (entre fotogramas), según la Teoría y Método del Conocimiento de Sistemas por su Comportamiento.
La catástrofe tiene vida propia. Hay independencia de la noche respecto a los días que relaciona; los días no influyen a la noche y ésta, tampoco a aquellos. Son un magnífico sueño; no son la noche. Sin embargo, las noches se suceden a sí mismas; no hay día, la vida es una larga e interminable noche, es un sueño interminable en la teoría de las catástrofes.
El Estado-Tipo no tiene vida propia. Hay dependencia de la noche respecto a los días que relaciona. ; los días influyen a la noche y esta a aquellos. Son el sueño de la noche. Las noches suceden a los días y éstos a aquélla. La vida es noche y día en la Teoría y Método del Conocimiento de Sistemas por su Comportamiento.
Como la noche posibilita el trabajo en el día que sigue y constituye el descanso del anterior, el Estado-Tipo proporciona el conocimiento retrospectivo (del día anterior), actual (de la noche) y prospectivo (del día que viene) que posibilita una actuación pertinente. la crítica, o grado de reconciliación entre la noche y el día siguiente posibilita nuestro comportamiento autocontrolado. El fin de una interacción perfecta entre la noche y el día, entre el sueño y la realidad, nos procura un comportamiento de libertad que identificamos con la vida.
La Teoría y Método del Comportamiento de Sistemas por su Comportamiento permite diseñar comportamientos, o sistemas (instrumentos para vehiculizar éstos) siguiendo modelos reales , no máquinas sujetas a condiciones de constancia, o no reales, artificiales. Este hecho hace posible conocer comportamientos a nivel individual (particulares), haciendo realidad frases como "hay enfermos y no enfermedades" o, "hay economías y no modelos económicos". Ninguna otra teoría, o concepción, de la que hemos dado en llamar noche, permite tales hechos.
Nuestra condición de soñadores distorsiona la realidad que pretendemos iluminar. Esta distorsión se la conoce como ruido. Su conocimiento es necesario para controlar nuestro comportamiento de conocimiento. En la Teoría y Método del Conocimiento de Sistemas por su Comportamiento el ruido es conocido y como todo conocimiento que ofrece ésta, el mismo tiene carácter cualitativo y cuantitativo.
Si el conocimiento obtenido con la teoría científica actual es cuantitativo y de propiedades secundarias (propiedades asignadas por quien observa), la Teoría y Método del Comportamiento de Sistemas por su Comportamiento ofrece conocimiento cuantitativo y cualitativo de propiedades primarias (propiedades del observable e independiente de quien observa). Este hecho reduce la dependencia de observadores (máquinas diagnósticas, o de conocimiento y aquéllas controladoras de trabajo).
Desearíamos dejar de manifiesto el ruido que acompaña a esta versión personal que Francisca y yo damos de la Teoría y Método del Conocimiento de Sistemas por su Comportamiento. Queremos dar a conocer la proporción entre ruido y nueces que la misma tiene en su composición. Su aplicación al sistema de la actividad económica familiar, actividad terrorista y una biológica personal como es la de su corazón permitirá manifestar la posibilidad de su uso por parte del lector que amablemente estuvo hoy con nosotros y al que invitamos para próximos días.
Oviedo, dieciocho de agosto de mil novecientos ochenta y séis, Francisca Martín Fariza y Augusto Pérez García.
Os amo a ambos.
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