Le recuerdo a María, nacida en Cariño, la historia traidora de los condes Sonna y Escipión, a uno y otro lado del Eo, y la consentida estancia en esas tierras de los sajones perseguidos por ladrones en su tierra aislada, y siempre alejada, de la Europa civilizada.
Recordemos la construcción de la muralla por Roma y su posterior abandono por lo inhóspito de los bàrbaros del norte, no de sus tierras, sino de sus habitantes que, aunque humanos, no miraban a los ojos.
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