¿Cocinar hizo al Hombre?
José Manuel Gómez Tabanera.
"Una de las más debatidas y apasionantes cuestiones, que puede formularse tanto el antropólogo como el arqueólogo es la planteada por las primeras artes culinarias, es decir el problema de la primera cocina y sus posibles consecuencias etiológicas, fisiológicas y culturales en el primate humano desde su descubrimiento y adop- ción. Por lo general no suele ser tratado o abordado en los textos, quizás por el rigor que exige su discurso y porque los mismos especialistas parecen haberse dado perfecta cuenta de las dificultades que entraña, ante la escasez de los documentos existentes, que por lo general sólo pueden referirse a la que podríamos denominar «prehistoria del fuego», al estudio o análisis de determinados documentos óseos, que puedan brindar ciertos yacimientos de la Edad de Piedra, incluido quizás algún utillaje, algún vestigio coprolítico y de estructuras a identificar, como restos de hogares, hornos, etc. y poco más. El tema, sin embargo, me ha venido preocupando, moviéndome a la reflexión, tras la lectura y cuidadosa relectura crítica de un libro de título pretencioso «Cocinar hizo al hombre» (Ed. Tusquets, Barcelona, 1980) obra del biólogo marxista Faustino Cordón, que ha alcanzado cierta difusión entre el público culto, pese al casuismo de sus planteamientos, que en cierta medida se nos antojan tan obsoletos como los que hace ahora más de un siglo se hizo F. Engels al escribir «El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre» {Die Neue Zeit, 44, año XIV. 1895-1896, t. 2, págs. 545-554). De aquí que haya tenido la idea de revisar alguna de las cosas, que sobre las primeras artes culinarias, pueden ocurrírsele a un antropólogo o a un prehistoriador un tanto al día de la realidad palenteológica, desechando tópicos, lugares comunes, fantasías e incluso tonterías que más de uno, puede decir cuando se abordan cuestiones a tontas y a locas, sin una información previa, y con grave riesgo de una bien cimentada fama adquirida en la circunspección demostrada en la exposición de otros saberes.
Dado que parece obvio que los orígenes de las artes culinarias habría que buscarlos en los saberes adquiridos en una técnica muy particular aprendida por el género Homo en un momento concreto de su vida como especie, que es capaz de incorporar a su acervo cultural, pero que, indudablemente, no pudo adquirirse sin un conocimiento adecuado de las propiedades del fuego, —al que relativamente ha llegado a dominar..."
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