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10 feb 2013

La Misericordia Abandonada por Dios.

Cuando Augusto Pérez tuvo el accidente me recuerda dos momentos.

El ingreso en el Hospital de Oviedo, un compañero vino a decirle que estaba muy mal y que si vivía iba a quedar totalmente dependiente. Augusto lo reconoció y lo llamó por su nombre, diciéndole: tengo espada corta, lo sé. Pero, sé como utilizarla. No tendrás ocasión de verme así y utilizar la compasión como burla. No ha nacido Ana alguna. Ana abandonó a Javé y este dejó en miseria al Pueblo Elegido en busca de la Tierra Esperada y no Prometida. En ese paso, Javé dejó de ser Misericordioso.

Ayer me lo recordó Augusto Pérez cuando revisaba las notas del estado actual de abandono de la Sociedad Siria por parte de los otros Individuos Humanos. Me recordaba la imagen del padre con el hijo en los brazos clamando al Misericordioso, a la Palabra, a Alá, a Javé descuidado de Ana, de lo común con Esther.


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