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9 dic 2013

Las sombras del mañana.

El único juego que conozco es el Ajedrez. 

Siempre he deseado jugar con naipes pero con la condición de ponerlos sobre la mesa, boca arriba. Ambos contendientes tienen que conocer, no sólo sus cartas, sino las del contendiente. El engaño no supone un reto. Si, por el contrario, me supone un verdadero reto, procurar ganar al contendiente dándole a conocer las tropas y armamento del que dispongo.  Soy un Homo Ludens.

Este proceder en el gozo de jugar como en las contiendas medievales y en "campo de batalla" me ha sido una herramienta eficiente en las contiendas tenidas con las personas a las que asisto. Y, en aquellas contiendas tenidas con los Individuos Humanos Personas. No he jugado nunca con los Individuos Humanos No Personas. Tampoco lo he hecho con los Individuos No Humanos, con los que competí sin proporcionarles estímulos para tenerles de mi mano.

Me hace recordar a Lechner, por lo que anoto algunas notas que sobre su obra tengo recogidas.

Dice Rovira Kalteasser en su trabajo "las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política"(2004) comentando la obra de Norberto Lechner con el mismo título,

La subjetividad indica cuales son las expectativas de la ciudadanía acerca de lo que puede y debe producir el orden democrático. Quizás sean los políticos neo-populistas quienes más se han dado cuenta de esto. Ellos establecen un vínculo mediático con las personas, en tanto reconocen  y reivindican sus inseguridades y rabias, pero no proponen soluciones que pasen por una genuina deliberación colectiva tal como señala el autor: "el auge de la televisión y de la industria cultural tiende a transformar "lo público" en "los públicos. Ahora hay múltiples públicos, segmentados según gustos, que tienen dificultades de encontrar un espacio común. Pero, ¿es posible construir ciudadanía sin un espacio en común?


Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política.
Norbert Lechner

Cuando escribí la obra, cuyo esqueleto anoté hoy en este diario, la titulé "Las sombras del mañana", en base al título de la obra del alemán Norbert Lechner. Ha sido escrita en su mayor extensión cuando el Juez Garzón ordenó la detención del genocida Augusto Pinochet. Lógicamente las últimas notas son de estas fechas de hoy. Y, espero continuarlas.

Cuando Garzón detuvo a Pinochet, se pretendía juzgar unos hechos Projectados por delante de nuestra generacio, aprovechando el crepúsculo de nuestras vidas, no del genocida que no puede ser sometido a la Ley de las Personas, sino a la implacable ley de los Individuos No Personas. Solo las Personas tienen Memoria y sombra que les precede; las sombras del mañana.

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