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11 ene 2016

Área Metropolitana de Oviedo, Llanera, Avilés, Gijón, Sariego , Siero y Noreña




«Para ganar población, hagamos de Oviedo, Gijón, Avilés y las Cuencas una gran ciudad»

El Comercio, Elena Rodríguez, 11-0-16


Asturias sigue sin recuperarse de la sangría demográfica. A la espera de conocer las primeras estimaciones de población de 2015, los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) relativos a 2014 (publicados en diciembre) revelan que la comunidad perdió 10.527 ciudadanos y cuenta con un censo de 1.051.229 habitantes, una población ya inferior a la de 1970. El Gobierno regional reconoce el grave problema que ésta constante supone para crecer. Por eso, ha encargado al Laboratorio de Análisis Económico Regional de la Universidad de Oviedo tres estudios. El primero, que analizaba el periodo 2003-2013, visualizaba la «dramática» pérdida poblacional de las alas: la caída en el Occidente fue del 27% en esa década y en el Oriente, del 13%. El segundo, sobre la evolución futura, y el tercero, que revisa las políticas de población, ya han sido entregados. Su coordinador, Fernando Rubiera, da su visión de las medidas que convendría tomar para atraer a gente joven. Porque el problema de Asturias, explica, es que al envejecimiento se une la marcha de los de menor franja de edad.

La combinación de estos dos factores es, desde su punto de vista, ¿lo más preocupante?

Sí, porque es insostenible. En Europa hay regiones con un elevado envejecimiento, pero que, sin embargo, cuentan con población joven, más productiva, más formada y cualificada y que contrarresta esas mayores tasas de envejecimiento. 

¿Cuál de los dos es más urgente abordar?

Atraer a jóvenes. Mientras España iba bien, aumentó la llegada de inmigrantes, pero, en el caso de Asturias, el efecto fue mucho menor y sigue igual que antes de la crisis. 

La pregunta del millón: ¿Y hay alguna fórmula?

Hasta la fecha, nadie ha dado con ella. De mil que se hayan podido probar, 999 han fracasado. Ahí están el cheque-bebé o el aumento de salarios para captar población en las zonas rurales, como ha sucedido en Europa... En Asturias, solo serviría para Somiedo, por ejemplo, pero no para el conjunto de la región. Y en cuanto a la conciliación laboral hay que hacer algo distinto. ¿Qué hace falta para conciliar? Reducir las jornadas laborales y un mayor número de guarderías, pero esas iniciativas implican aumentar los salarios o mayor presión fiscal. Es decir, suponen más problemas para la región. 

¿Entonces?

En mi opinión, la única medida que funciona es crear grandes ciudades. Porque si miramos a Europa, los jóvenes se concentran en ellas: en París, Londres, Roma, Berlín..., mientras que los mayores se decantan por las zonas rurales o núcleos más pequeños. Yo lo tengo clarísimo: el único motor para ganar población es apostar por una gran ciudad. Es lo que tiene potencial. En España, las grandes son Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla y Zaragoza. Los jóvenes están en ellas. Pues si en nuestra comunidad autónoma creáramos una gran área metropolitana, formada por Oviedo, Gijón, Avilés y las Cuencas, sería la quinta del país después de Bilbao, mientras que, por separado, cualquiera de las tres ciudades del centro está muy lejos de entrar entre las diez primeras de España. En Asturias, está emergiendo, pero no la hemos explotado para que a medio plazo atraiga a gente joven. 

Dice que está emergiendo...

Sí, ya hay ejemplos. Vivimos en una ciudad (Oviedo, Gijón, Avilés) y nos desplazamos a otra para trabajar. O vamos a un centro comercial en Siero que ni tan siquiera ya está en los tres núcleos principales. Lo que pasa es que, hoy por hoy, sufrimos más los inconvenientes (el tráfico, la necesidad de movilidad, la contaminación) que las ventajas. 

Hábleme de ellas. 

Nuestra área metropolitana, con 800.000 habitantes, aportaría una flexibilidad increíble. Imagínese que un empresario necesitase encontrar a una persona que hablase chino porque quiere exportar al país asiático. En un espacio grande sería más sencillo. Las grandes ciudades ofrecen flexibilidad y mayor reacción a los cambios. Asimismo, profesionales de todo tipo -economistas, abogados, arquitectos...- pueden lograr una mayor especialización que en las ciudades pequeñas, donde atienden a todo tipo de asuntos. Y, aunque nosotros no lleguemos al nivel de conexión internacional que tiene Madrid, sí podemos aprovechar las comunicaciones que tenemos con Oporto, Lisboa y Bilbao para atraer empleo. 

¿Cuál es el principal obstáculo para que se ponga en marcha?

El exceso de municipalismo. Para crear un área metropolitana, hay que coordinarse y hay municipios a los que les cuesta ceder poderes. Tienen que darse cuenta de que Asturias tiene problemas como el envejecimiento, el paro, la contaminación..., que son comunes y trascienden la política municipal. 

¿Por dónde empezar?

Una de las cuestiones que peor veo es el transporte público. El interno, el que circula por las ciudades, es muy bueno. Pero no el que las enlaza. No puede ser que ir en tren de Oviedo a Gijón cueste seis euros ida y vuelta. Porque, por ese importe, ya va uno solo en coche. Le sale igual de rentable y si va acompañado, pues más barato. El transporte público interurbano no es eficiente ni en tiempo, ni en dinero ni en calidad. El día en que el tren nos parezca el medio de transporte mejor posible estaremos contribuyendo a mejorar problemas como el tráfico y la contaminación. 

Cuando presentó el primer estudio, hablaba de la dispersión y de la falta de una planificación supraurbana. 

Sí. Precisamente, si el transporte urbano no es eficiente, la presión de las zonas residenciales será mayor. Imagínese una pareja en la que él trabaje en Oviedo y ella en Gijón. Pues, al final, por ese problema, se instalarán en La Fresneda y se moverán en coche. Y si tienen hijos, con más motivo, porque disponen de una casa más grande y más barata. Si esa decisión la toman el 10% de las familias, no será de vital importancia. ¿Pero si, con el tiempo, lo hacen el 50%? Supondría un caos de tráfico y de invasión del suelo. Es decir, que una decisión óptima en el plano personal no coincide con una decisión óptima en el plano social. Y a esto es a lo que hay que anticiparse. 

«Más caro vivir en un chalé»

Según usted, hay municipios que se financian en función de la actividad constructora. 

Oviedo, Gijón y Avilés tienen una buena planificación urbana. Gijón, por ejemplo, ha dispuesto de más suelo en Montevil, Viesques, y las viviendas unifamiliares casi no existen. Pero Llanera, Siero y Villaviciosa sí se financian según la actividad constructora. Siero pone todo su suelo disponible para viviendas unifamiliares, por lo que contribuye a impulsar más ese proceso de dispersión. Para ganar realmente población hace falta una verdadera política metropolitana y que los representantes municipales estén convencidos de ella y no la bloqueen. En ella debería fijarse el porcentaje de viviendas unifamiliares y establecer unas directrices urbanísticas por las que, al final, resulte más caro vivir en un chalé. De lo contrario, será más caro para la sociedad en su conjunto. El Gobierno regional lo ha entendido, pero hay que convencer a los alcaldes.

En estos años de crisis hemos escuchado hasta la saciedad que lo que, en principio, es un problema, se puede convertir en una oportunidad. ¿Ocurre lo mismo con el envejecimiento?

Sí, hay lugares en Europa que han sabido reinterpretar sus servicios. En este sentido, Oviedo lo está haciendo muy bien. Ha sabido aprovechar esta inercia para su propia actividad económica. En este sentido, el Instituto Oftalmológico de los Vega, al que acuden personas de toda España para operarse de cataratas, ha supuesto un revulsivo. Y a su alrededor ha conseguido crear infraestructuras hotelera y otro tipo de sinergias. También contribuye el Hospital Central y la Facultad de Medicina, con una actividad y una cantera muy potentes. 

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