Tras hacer la cirugía recogí los tomos del Románico de Cantabria. Tomo un café mientras leo a Paul Krigman (acabas ya con esta crisis) para tomar unas notas sobre un comentario que le hizo Schäuble que quería recordar era substancioso para un día como hoy. Mientras leía envuelto por La sinfonía del Nuevo Mundo, recibo una gran alegría, mi amigo José, de Teverga, me trae dos ristras de maíz para hacer mi esfollaza. ¡Tan deseada!.
Tengo amigos, de verdad que los tengo. Nunca he tenido la oportunidad de ponerlo en duda. Soy afortunado.
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