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27 jul 2015

Del pueblo exconsurao de Llanera del que soy nacido, bien por mi madre y por mi no bien merecido.


Tomo texto de las fiestas de la parroquia de Ables del Concejo de Llanera, parroquia de la que fue nacida en 1874 Dolores Ginzález, mi abuela materna. De ella decíanle "de pasao el río", pues un puente separaba tal lugar del camino que les llevaba a San Cucao, y les separaba del resto del pueblo, salvando un noreña, río pequeño, o afluente del río Nora que por Zalandrón lleva como nombre. 

Cuando yo era niño no sabía de los exconsuraos de Llanera. Solo hace unos años supe que yo era uno de ellos, cuando mis vecinos comenzaron a recordarles y festejar su memoria. A ellos me uno, con permiso no pedido y con perdón lo pido si a alguno ofende mi pretensión.

De Ablesllanerablogspot.com lo tomo y agradezco a su autor.

LOS EXCONXURAOS.

A lo largo de los siglos XII y XIII fue habitual entre la nobleza local el gesto de donar territorios a la Iglesia. Sucesivas donaciones convirtieron el territorio de Llanera en señorío episcopal administrado por un encomendero o comendador, generalmente noble destacado nombrado por el Obispo para impartir justicia y nombrar administradores.

A modo de ejemplo de la jerarquía de la época, se conserva una Carta Real, firmada por Juan I en el año 1381 mediante la cual ordenaba «...a los conceios e jueces e omnes buenos e fijosdalgo e forneros de las tierras del obispo de Oviedo, que ...» que entorpeciesen en la medida de sus fuerzas los intentos del conde Alfonso de someter a su vasallaje a aquellos que ya son vasallos del Obispo de Oviedo.

Hacia el año 1408, los vasallos episcopales de Llanera se rebelaron contra los métodos de gobierno y administración de los encomenderos; se negaron a pagar tributo y llegaron a retener al encomendero vejándolo y atándole a un pesebre. El obispo don Guillén les excomulgó y habría de ser el 1412, después de la muerte de don Guillén, cuando el nuevo Obispo, Diego Ramírez, les levantara la excomunión.

Existe un documento en la Catedral de Oviedo, fechado el miércoles 12 de julio de 1412, en el que se relata que el alcalde de Llanera, Menen Fernández de Castañeda, acompañado de su concejo presta juramento de no ser rebeldes al obispo de Oviedo y éste, por medio de Alvar Fernández, bachiller y canónigo, les absuelve de la sentencia de excomunión y previa penitencia de caminar en procesión desde Llanera hasta Oviedo vestidos con sacos, con ceniza en la cabeza y una soga colgada al cuello.

No sería este el único caso de excomunión. Otro pergamino fechado el 12 de marzo de 1421 refiere que el alcalde de Llanera, en esta ocasión Gómez Arias de Judán, comparece de rodillas y portando un cirio encendido a las puertas de la Catedral y suplicando al Obispo ser absuelto de la sentencia de excomunión que le habia sido impuesta por haber abusado de su oficio. Con estos antecedentes no resultan extraños los calificativos de exconxuraos y perxuraos con los que se aludía a los habitantes de Llanera.

Hoy día con esta fiesta Llanera revive la Edad Media conmemorando la rebelión de este pueblo, harto de la tiranía. Circula un moderno romance para relatar y describir aquellos hechos, que dice:





ROMANCE DE LOS EXCONXURAOS

En 1.408 de nuestra cristiana era,
ocurrieron ciertos hechos,
de los que salen maltrechos,
los vecinos de Llanera.

La tierra ellos roturaban
hasta las duras entrañas
y con ello procuraban
leche, nabos y castañas.

Mientras en casa cercana
en la torre del homenaje
el Comendador zampaba
un suculento potaje.

Buena vida él se daba
pues obtenía buenos frutos
por cobrarle los tributos
que la Mitra recaudaba.

Cierto día los vecinos se plantaron
al ver que se aprovechaban
de lo que tanto sudaban
y los impuestos negaron.

En un establo lucharon
y tras una gran batalla,
atándole a una valla
al Comendador vejaron.

Raudo y con decisión
el Obispo Don Guillén
por considerarlo a bien
anunció la ex-comunión.

Desde entonces y por fuera
los tratan como apestaos
por ser los Exconxuraos
y perxuraos de Llanera.

Para quitarles su ego
y tener más sumisión
el nuevo Obispo Don Diego
los mandó de procesión.

Iban con sacos de toga
según en los libros reza,
con ceniza en la cabeza
y como adorno una soga.

Al ver a los de Llanera,
el gentío voceaba
y con gran saña exclamaba
que ni el polvo siquiera.

Para obtener el perdón
en la capital rezaron,
los vecinos que allí entraron
y toda la corporación.

Han pasado muchos siglos
de lo que aquí hoy relatamos
y muy fuerte hoy gritamos
¡¡¡Vivan los exconxuraos!!!


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