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28 jul 2015

La guerra biológica se está cocinando

El gran error de la UE cuando no tomó parte activa en la guerra civil de Siris, se pagará muy caro.

Solo falta que, una vez "desactivada" la guerra atómica con Irán nos aparezca el EI con una guerra biológica.

Urge una política exterior en la UE que controle la información sanitaria de todos los movimientos humanos y animales por todos los medios de acceso: aéreos, marítimos y terrestres. Se debe suspender la "libre circulación" de personas entre los Estados miembros y de estos con el exterior, desde todos los continentes. 

La guerra biológica no vendrá directamente desde África y, en particular del EI, sino que este lo hará a través de países como Australia y Canadá, como Estados "menos sospechosos.

La instalación de un Centro Internacional de Información Sanitaria, será el medio de "detección" (no se puede esperar al diagnóstico de foco pandémico, hay que detectar la probabilidad de riesgo)

Este CIIS está dispuesto técnicamente, se necesita decisión política no miope.





El EI aprovecha la política negacionista de Turquía sobre el pueblo kurdo para crear su camino de expansión hacia los Estados Islámicos del Cáucaso sometidos al Estado de Rusia por la visión mohosa de Putin para mantenerse en el poder.
Si el EI consigue el paso hacia estas repúblicas islámicas, Turquía se verá rodeada por el Califato; ya no serán solamente los 100 Km de frontera con Siria. 

La caída de Siria en manos del EI supondrá el zarpazo sobre Turquía que sólo podría escapar acercándose a él mediante una "alianza". 

Es inminente que Turquía pida auxilio a la OTAN, que por tratado tiene que acudir, y no solo con aviones sino con tropa en tierra. La titubeante política de la UE y, en particular, la  política Exterior, obligaría a Rusia a dejar flaco el ala de Ucrania. 

China muestra signos de asfixia por el empacho de deuda externa a la vez que EEUU comenzará su declinar económico cuando los republicanos entren en el Poder en 2017, por lo que se decidirán, como tradicionalmente han hecho, a la entrada en guerra directa sobre Libia hasta Sudan, debiendo hacer frente al Islam de centro/este de África.

La inestabilidad e Túnez a Marruecos tratará de buscar paz con la toma nacionalista de Ceuta y Melilla por parte de Marruecos, a la vez que EEUU pedirá una mayor implicación de España para controlar la salida por el Estrecho. España deja al descubierto el flanco libio, con la caída del suministro de gas de Argel y Libia, a la vez de hacer frente a la inmigración masiva desde estos.

Inquietante giro turco

Erdogan se equivoca si dinamita la tregua que mantenía con el PKK para enfrentarse al Estado Islámico








Turquía ha iniciado una doble ofensiva militar, contra el Estado Islámico, en Siria, y contra posiciones de las milicias kurdas en el norte de Irak. En un giro impensable hace semanas, Ankara se ha sumado a la campaña contra el EI no solo con sus propios aviones, sino cediendo además sus bases, sobre todo la crucial de Incirlik, a los bombarderos estadounidenses.

Ankara lleva tiempo jugando a dos barajas, siempre con la cuestión kurda como telón de fondo. Mientras el Estado Islámico ganaba terreno en la zona fronteriza de Siria donde operan las milicias kurdas afiliadas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), el Gobierno ha mirado hacia otro lado. La luz roja se ha encendido cuando, por efecto de los ataques aéreos estadounidenses, esta situación ha comenzado a invertirse y los fanáticos islamistas han comenzado a ceder ante los kurdos sirios. La razón principal de la equívoca posición turca ha sido desde el comienzo el temor a la consolidación territorial de diferentes facciones kurdas en Irak y Siria, disparando con ello las ambiciones de los propios kurdos de Turquía, una minoría decisiva. La expansión de las milicias kurdas sirias al amparo de las bombas americanas ha multiplicado ese miedo de Ankara a una nueva entidad kurda en sus fronteras.

Los acontecimientos recientes pueden colocar a Turquía más cerca de Washington y de la alianza contra el EI, pero se equivoca Erdogan al elegir como estrategia dinamitar de hecho la tregua que Ankara mantenía desde hace dos años con el PKK, después de 40.000 muertos, que es lo conseguido con su ofensiva contra los campamentos de Irak. Además de poner al descubierto la duplicidad de intenciones, la nueva política antiterrorista de Turquía puede hacer peligroso su desenlace si acaba incendiando de nuevo los agravios históricos de los kurdos turcos.

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