Se me rompió la columna. Mi Amígdala.
Desde que hace dieciocho meses se me rompió la columna, mi marcha bípeda no es con braceo simétrico. Sin embargo trabajo para conseguir restablecerla.
Mis avances se los ómicron a mis hijas. Laura me vá anotando el día que consigo el hito alcanzado. Espero sirvan a mis pacientes algún día, pués son notas hechas con piedrecitas, no con pan, para así pueda volver sobre ellas. Temí que fuera pan y los pájaros me las comieran y me dejaran sin memoria.
Un recuerdo hermoso fué el gran temor que tuve al hacerme consciente en Urgencias de Cabueñes. Me exploré y me conforté al deducir lo que había pensado. Solo tuve el temor de tener dañada la Amígdala y con ello no volver a tener sentimientos, el no poder mirar a la vida con color. El 23 de Octubre, sentí nuevamente que el color, el sabor y el olor tenían nuevamente luz y, era luz familiar. Era un viernes y contemplaba la entrega de los premios Príncipe.
Esta marcha arrítmica hace que necesite ejercitar el hablar mediante la escritura, algo que, por no molestar, u ofender, no hacía desde hace años.
Mis hijas me preguntaban por que no escribía como hacia años. Les respondía que tenía que hacer crecer el árbol que había plantado y me había comprometido ante mi, y en recuerdo de mi padre y hermano, hacerlo hasta llegar a la primavera que le permitiera dar flores, manifestación de vida futura.
Ya llegó la esperada Primavera.
Hoy, anhelo que me llegue este verano para segar la hierba de mi campo en Llanera. Hierba que gustosamente guardaré en la tenada para pastar tan corto invierno que me espera. Corto pero duro, espero.
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