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7 jul 2012

Homosexual!. Homo sexualis.

Homo sexualis.

En el año 1956 oí por primera vez el término "homosexual", mi abuelo me dijo: "no quiero que hables más con este julai, este maricón". Estaba con un amigo suyo, el  M. De Navelgas. Se refería a un sujeto que intentó culparme a mi de sus desgracias. Su amigo le dijo, Augusto no digas eso al niño.

En aquellos días leíamos juntos un libro sobre el origen del caballo en Asia y, sobre el cuál hacía yo mi "redacción" exigida en el colegio.

Como en el libro leíamos el origen del homo habilís, el homosexual creía que era el que utilizaba el sexo en vez de las manos para defenderse. Recuerdo que en aquel libro de pastas duras, azules y de tejido, estaba acostado sobre sus pastas sobre otros en la parte alta de la librería que daba a la capilla, y al que solo podía acceder subido a una escalera y tomarlo con unas pinzas con palas de madera. El abuelo lo cogía con la mano dando un salto, a la vez que me decía ¡Vamos a cabalgar!.

Ah, en el libro se decía que el Hombre había conseguido sobrevivir utilizando sus manos para defenderse del resto de los animales.

Me recuerda al hoy "resistencia a los antibióticos", de "cápsula del neumococo"y, aquello
de " como el Meningococo elige a sus víctimas".

Pero seguiré con mis recuerdos.

Cuando en los años 60 estuve en Torremolinos conocí a hombres y mujeres que se decían homosexuales. Yo creía que vivían del sexo.

Mi novia Francisca me dijo que no era ese el significado.

Sí, así fué.

Pedro, que luego sería mi cuñado, profundizó en el concepto.

Tengo amigos y amigas, compañeros y compañeras que se dicen homosexuales, heterosexuales y hétero/homosexuales.

Ahora pienso en el homo heterosexual, homosexual y en el hetero/homosexual.

Ahora hablo con, leo del, reflexiono sobre.

Hoy, sigo estudiando la Reacción Orgánica de Adaptación. Cambié el título del estudio hecho en los años noventa que titulé Reacción Orgánica a la Agresión.

Lo cambié ya que se lo presté a Pepe Ferro y no me lo ha devuelto; diecinueve capítulos que comenzaban en el Átomo y terminaban en la Galaxia. Lo había escrito a petición de Paco Latorre y de Begoña Mayoral un día que hablábamos de bosón de Higgs.

A Begoña le dediqué la Interacción Segunda, la Hipersimetría.

Paco, Begoña, no sé donde estáis. Me gustaría seguir hablando.

Aunque no lo sea como en las largas tardes en la Sala de Radiodiagnóstico de Policlínicas. ¡Hablaríamos de la Confianza!.



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