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20 jun 2013

Memoria, no te alejes de mi. Mira hacia mi.

Cuando en la aurora tres arcos azules se abren camino de la tierra que los creó abrazando el tallo verde que le yergue hacia el Azul al que solícitos se dirigen a cumplir su destino que es el morir como condena por el error cometido por el Sol, su Padre, al confiar en la Tierra que le ofreció vivir eternamente para repetir sin fin el error de querer vivir solo, sin Madre ni Padre. Sin hermano con el que compartir su elección.  

Hoy, lágrimas suavemente se deslizan por tan hermosos arcos que irisan la luz del Padre.

Desde que siento el frío del atardecer, tirito, me encojo, no quiero que me veas. No quiero verme en ti. No quiero que las arrugas cubran tu piel. Tu piel, mi piel lisa.
 No quiero olvidar la aurora, la amanecer que me hizo pensar en ser eterno en ti. No quiero alejar mi memoria de ti. Memoria eres tú y yo ya no soy memoria en ti. Ya no bracea la memoria que un día quiso unirse a ti. Ayer pasaste ante mi y no miraste, no sentiste que yo estaba allí. ¿Cómo me llamo?. ¿Quien eres tú?. ¿Has sido?. ¿Has sido en mi?. Ya no sé quien he sido, sino en ti. Olvido, no vengas a mi. Memoria, no te alejes de mi. 

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