Hijos MALTRATADORES.
La Plaza del Ayuntamiento de Atenas, con dos personas degeneradas en sus postura y llena de palomas, como se ve, en una fotografía de EP, pág 3, nunca se me ocurrió imaginarla en ningún día del año y, mucho menos, en Agosto.
Languidece el Centro Director de Ondas de la Cultura de Occidente. Al igual que los hombres acaban solos, vacíos, abandonados por sus hijos.
A CORO, hemos de ACUDIR, CON LÁGRIMAS EN NUESTROS OJOS, a la ayuda de GRECIA, de nuestra MADRE. ¡HIJOS MALTRATADORES!. Alcahuetes, hijos de otras Madres, digo en silencio, que el eco de mi conciencia solo llegue a mi, avergonzado, miserable, desde este silencio que suplica perdón. Madre, me avergüenzo por haberte vendido como esclava a los BÁRBAROS DEL NORTE, a los que suplico me dejen limpiar sus excretas y comer sus migajas.
Ya no te pido perdón MADRE, me avergüenzo de no tener el valor de matarme por no defenderte de quién te maltrató hasta llevarte a la muerte. El ver tu cara ennegrecida por la sangre que no quiso mostrarse al agresor. MADRE, hasta el último exhalar de vida has mostrado tu DIGNIDAD. MADRE, no soy digno de tú perdón y, por ello, no soy digno que se recuerde mi nombre. No habrá pena en mi vida que alcance tú compasión y me des lugar cercano a tí.
Madre, no conseguiré con la muerte de tus asesinos conseguir tú perdón, tampoco el mío. Pero, haré lo posible por acercarme a tí, haciendo que las lágrimas de tus asesinos AHOGUEN SU VIDA Y LOS DE SU DESCENNCIA, ya en el recuerdo de esta, su estigma, irá eternamente unido a sus descendientes.
¡ATHENEA, NO DEJES DE TÚ MANOS A TAN HERMOSA HIJA!. Lleva mi vida aunque ni un átomo valga de la suya. Soy mortal y cobarde, ¿Qué pecado he cometido, o han cometido los que me han dado vida tan miserable?. No me castigues con el silencio, azota mi cara con la respuesta cruel que me merezco.
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