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10 ago 2012

La calle es mía: en las hordas, todo se hereda. Las deudas, también.

Wasilly Kandinsky, Jorge Fernández, Alfonso Alonso

A esta hora, por n-ésima vez oigo al Ministro de la Gobernación, perdón, de Interior. Habla sobre la actitud de personas en auxilio y socorro de las que pasan hambre. Me hace recordar La Caverna, pero como su antecesor dijo eso de "la calle es mía" (¡es mi memoria!), quiero referir el mito en términos más propios de los ministros de la gobernación, si con minúscula, como es el mito de La Calle.

Cada fenómeno puede ser experimentado de dos modos. Estos dos modos no son arbitrarios, sino ligados al fenómeno y determinados por la naturaleza del mismo o por dos de sus propiedades: exterioridad- interioridad.

La calle puede ser observada a través del cristal de una ventana, de modo que sus ruidos nos lleguen amortiguados, los movimientos se vuelven fantasmales y toda ella, pese a la transparencia del vidrio rígido y frío, aparezca como un ser latente, "del otro lado".

O se puede abrir la puerta: se sale del aislamiento, se profundiza en el "ser de afuera", se toma parte y sus pulsaciones son vividas con sentido pleno"... 

Punto y línea sobre el plano.
(Contribución al análisis de los elementos pictóricos).
Kandisky, Wassily (1926).

Os recomiendo la lectura de este libro del que también fué Ministro de Cultura de la Unión Soviética, el primero.

También os recomiendo  la lectura de otro texto de este mismo autor: Lo espiritual en el arte.

No puedo tomar literalmente una cita de este texto por no disponer del libro en este momento, a esta hora. Tengo que subir al anaquel más alto de la biblioteca y, dada mi condición, no quiero arriesgar a precipitarme de la escalera que tengo que utilizar. Otro día os la anoto.

Bueno, termino porque ahora está desparramando verbalmente el Vocero del Partido Popular: los 400 € se pagan a los parados de Zapatero. En verdad os digo, hijos míos, desde este, mi púlpito eclesial, no pulpito.  Muy mal está la asistencia psiquiátrica a los que se les asignó nacionalidad de España, que no española. Probablemente ante la necesidad personal les lleve a "dictar" que se obligue a tratamiento continuado a los con papeles de nacionalidad de España "en exclusiva", ya que con el discurrir psicótico persecutorio de sentirse espiados, es probable que ya posean los ficheros de los carnets de identidad de Cataluña. 

Bueno, lo dejo, tendré que dormir para restablecer el equilibrio emocional tan afectado por haber estado ocioso este jueves.

Dado que todo parece no tener carácter individual entiendo que podríamos releer "El origen de la familia" de Federico Engels. Hablar de Horda y de Familia, son conceptos que podrían aclarar eso de  "no cabe esperar paz en los cementerios" (Jorge Fernández en TVE, 24 horas, 03:04 horas del día 10-08-12). Tengo que hacer protuiiiiír en eversión mis labios; es que no hay desperdicio alguno en los "hablares" de estas gentes. Gentes de gentiles. Ya dan por hecho que el hambre está llevando a las Personas, con mayúsculas, a los cementerios.

Por citas que no sea. Ya que estoy en el mismo estante de la biblioteca,

"Los órganos bucales de las aves se distinguen en forma radical de los del hombre, y, sin embargo, las aves son los únicos animales que pueden aprender a hablar; y el ave de voz más repulsiva, el loro, es la que mejor habla. Y no importa que se nos objete diciéndonos que el loro  no entiende lo que dice. Claro está que por el solo hecho  de hablar  y por sociabilidad con los hombres el loro puede estar repitiendo horas y horas todo su vocabulario. Pero dentro de sus representaciones , puede también llegar  a comprender lo que dice. Enseñada un llorona decir palabrotas,mide modo que llegue a tener una idea de su significación (una de las distracciones favoritas de los marineros  que regresan de las zonas cálidas), y veréis muy pronto que en cuanto lo irritáis hace uso de esas palabrotas con la misma corrección que cualquier verdulera de Grado. Y lo mismo ocurre con la petición de golosinas" ... ( Introducción a la dialéctica de la naturaleza. Federico Engels).

Me acuerdo de mi abuela Dolores, y tras de ella mi madre, cuando me despedían para iniciar mi trabajo en la Universidad. Me dijo: Agustito, hijo, haz lo que tú creas que debes hacer. Pero, te pido que no vengas hablando en politejo. 

Luego comprendí que lo de politejo es hablar sin decir nada, como los políticos.

Decirme si la cita y la situación vocera de estos tiempos, no está "en consonancia" - se dice en Llanera- con mi Gran Familia. 

Giro la cabeza y miro a mi madre, pidiéndole que me deje decir lo que os acabo de decir. Parece que me dice sí con la cabeza a la vez que su mirada penetra en lo más profundo del estanque de mi alma. Si, lo ha dicho, sobre la superficie del estanque animado de mi vida veo la onda de su vida en alianza con la de mi padre que se acercan a mi, seguidas por la de mi abuela Dolores en alianza con la de mi abuelo y las ondas de mis hermanos José Manuel y Madeleine. Y todas manan de un punto que se hace profundo en torbellino. Probablemente están pasmados viendo acercarse a ellos al . Y, seguro, que todos inclinan sus cabezas a uno y otro lado de ese artilugio que avanza de modo extraño, en busca de Paco y de mí, de sus nietos, bisnietos, lughones y, de todas las personas que tienen aquí cargadas de su memoria.

Bueno, otra deriva más. ¡Qué harían los árabes sin deriva!, e ¡Isaac Newton sin los árabes!.

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